martes, 16 de marzo de 2010

11) Francia. Carcasonne.


Carcasona. Murallas de la ciudadela. (Foto de Jesús Díaz).

Carcasona. Ciudadela. Liza entre murallas. (Foto de Jesús Díaz).



Carcasona. Ciudadela. Basílica de San Nazario y San Celso. (Foto de Jesús Díaz).


Carcasona. Iglesia de San Gimer. Violette le Duc. ( Foto de Jesús Díaz).


Carcasona. Bastida de San Luis. Catedral de San Miguel. (Foto de Jesús Díaz).


Carcasona. Bastida de San Luis. Mercado de los granos y catedral de San Miguel al fondo. (Foto de Jesús Díaz).

CARCASSONNE, CIUDADELA MEDIEVAL Y BASTIDA DE SAN LUIS.

1) INTRODUCCIÓN.
2) CIUDADELA MEDIEVAL
A) Fortificación: castillo, murallas y palestra.
B) Basílica de San Nazario y de San Celso.
C) Arquitectura civil dentro de la ciudadela.
3) BASTIDA DE SAN LUIS.
A) Catedral de San Miguel.
B) Iglesia de San Vicente.
C) Iglesia de San Gimer.
D) Arquitectura civil dentro de la Bastida.

1) INTRODUCCIÓN.

La ciudad de Carcasona, situada en el Midi francés, es la capital del departamento de Aude, en la región Languedoc-Rosellón (Francia). La ciudad se compone de dos partes bien diferenciadas, la más antigua y amurallada, la ciudadela, que ocupa una meseta sobre la ribera derecha del río Aude, y la más reciente, la Bastida de San Luis, que se extiende en la parte baja, en la orilla izquierda del río Aude.

La ciudad amurallada, la ciudadela, fue declarada en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Carcasona es un punto de intersección de dos importantes ejes de comunicación existentes desde la Antigüedad, el eje norte-sur que comunica la parte septentrional francesa y España, y el eje este-oeste que conecta el océano atlántico y el Mediterráneo.

Ya hacia el año 300 a.c. los Volgos-tectósagos dominan la región y disponen de un "oppidum" en el lugar, siendo posteriormente conquistados por los romanos en el siglo II a.c., hacia el año 122 a.c.,  que construyen un "castellum" en el lugar antes ocupado por el "oppidum". Tras la caída de Roma los visigodos ocuparon el territorio y la ciudad desde aproximadamente el año 440 hasta el 725, año en que las huestes musulmanas, provenientes de la península ibérica, toman la ciudad.

Es de este momento de control musulmán del que procede la leyenda de la "Dama Carcas" que según la tradición da nombre a la ciudad. Dicha dama esposa del rey sarraceno dueño de la ciudad , que acaba de morir, resiste el asedio de los francos y a punto de sucumbir, como último recurso da de comer el último saco de trigo existente en la ciudad al último cerdo que quedaba, lanzándolo a continuación por encima de las murallas. Al ver los cristianos al cerdo reventado atiborrado de trigo, estiman que los asediados disponen de muchos víveres, ya que se permiten el lujo de alimentar con cereal tan necesario a los animales, y levantan el asedio. Los habitantes de Carcasona hacen sonar las trompetas como señal de triunfo lo que hace exclamar a los francos en retirada"¡ Carcas, sonne!" (Carcas suena), expresión que originaría, según la leyenda, el nombre de tan bella ciudad. Los musulmanes fueron expulsados de Carcasona en el año 752 por Pipino el Breve, padre de Carlomagno. Después del desmenbramiento del imperio carolingio tras la muerte de este emperador, coronado en Roma en el año 800 y muerto en Aquisgrán en el año 814, los señores feudales gobernarán los fragmentos del imperio y por ende la ciudad que ahora nos ocupa, Carcasona. Gran renombe tendrán en su gobierno los señores vizcondes de Trencavel que la dominarán desde el año 1082 .

Arraigará con fuerza en esta ciudad el catarismo y en la cruzada contra este movimiento religioso herético del papa Inocencio III la ciudad será tomada en 1209, siendo transferida al jefe militar de la cruzada, Simón de Monfort. Con posterioridad será cedida en 1224, al rey de Francia. En los reinados de Luis IX, Felipe el Atrevido y Felipe el Hermoso, la ciudadela adquiere la fisonomía aproximada actual. En 1262 nacerá, en la parte baja, llana, el burgo conocido como Bastida de San Luis, a los pies de la ciudadela y al otro lado del río Aude.

En el siglo XVII la retirada de la frontera franco-española en el año 1659, con la Paz de los Pirineos y la cesión del Rosellón a Francia, hace perder a la ciudad su importancia fronteriza comenzando su decadencia. Las lizas se convierten en lugar de construcción de casas.. En el siglo XIX gracias a la intervención de Jean Pierre Cros Mayrevieille, erudito de Carcasona, de Prosper Mérimée, inspector de monumentos históricos del estado francés, y especialmente del arquitecto Violet Le Duc la ciudad se salvó de la demolición y se restauró, pudiendo contemplar hoy en día una de las ciudades medievales amuralladas más completas de Europa.


2) CIUDADELA MEDIEVAL.

El emplazamiento elevado de Carcasona fue habitado desde la Antigüedad y estaba protegido durante el Bajo Imperio por un recinto defensivo amurallado  galorromano (actualmente se conservan diecisiete torres con vestigios romanos), lo cual no fue obstáculo para que diversos pueblos sucesivos, visigodos, sarracenos, y francos se apoderaran del lugar.

Durante el siglo XIII se construyó un cinturón amurallado exterior, procediéndose también a la modernización de la muralla interior primitiva con lo que se logró una plaza prácticamente inexpugnable. Las dos murallas concéntricas con sus 52 torres conforman un recinto defensivo espectacular. El visitante puede recorrer líbremente el interior de la ciudadela, excepto el castillo, construido en el siglo XII por los Trencavel, vizcondes de Carcasona, siendo objeto de numerosas modificaciones posteriores. Puede deleitarse con los corredores de maniobra entre murallas, con las propias murallas y sus puertas de Narbona, del Aude, de San Nazario, con las viviendas y edificaciones del interior, y con  la basílica, antes catedral, de San Nazario ya mencionada  documentalmente en el año 925. En el año 1096, el papa Urbano II bendice la catedral con las advocaciones de San Nazario y San Celso, en el interior de la ciudadela. El edificio se termina de construir en la primera mitad del siglo XII. En 1801 perderá su categoría de catedral  adquiriéndolo la iglesia de San Miguel situada en la bastida de San Luis. En 1898 el papa León XIII le otorga el título de basílica.


A) FORTIFICACIÓN: CASTILLO, MURALLAS Y PALESTRA.

Veamos a continuación varias imágenes referentes a la fortificación, el castillo medieval, las murallas que protegen la ciudadela con las puertas de Narbona y del Aude y la palestra.




Carcasona. Ciudadela. Puerta de Narbona. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen una de las puertas principales de acceso situada en la parte oriental de la ciudadela.  Dos recias torres gemelas, con cubierta cónica y muros pétreos que disponen de angulares salientes verticales para el desvío de los proyectiles lanzados contra la fortaleza, se alzan en su entorno. Se aprecian también las dos murallas concéntricas de la ciudadela y a la derecha del arco de medio punto de entrada observamos una escultura de la Dama Carcas; es una reproducción de la imagen original conservada en el museo del castillo interior. Vemos también las almenas y merlones en que culminan las murallas y los diversos vanos, ventanas adinteladas, saeteras, cuadradas, que se abren especialmente en la parte superior de las torres.

Carcasona. Ciudadela. Puerta de Narbona. Escultura de la Dama Carcas. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en detalle la representación escultórica de la Dama Carcas, reproducción de la original y deteriorada escultura que se halla en el interior del castillo. Esposa del regente musulmán de la ciudadela engañó, según la leyenda, al ejército cristiano franco que sitiaba la ciudad con su estratagema del cerdito alimentado con trigo. De ahí derivaría según la tradición el nombre de la ciudad ( "Carcas sonne", Carcas suena). Evidentemente el nombre de la ciudad no deriva de esta bonita leyenda sino del nombre romano que ya Plinio el Viejo la menciona como Carcaso Volcarum Tectosage.


Carcasona. Ciudadela. Puerta de Narbona. Detalle. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen las ventanas saeteras o aspilleras  y cuadradas que con carácter defensivo se abren por doquier en los muros de la fortaleza, tanto en los lienzos como en los merlones y en la parte alta de las torres. La concepción de este tipo de ventanas, abocinadas al interior, esto es, con ensanche progresivo, y estrechas al exterior, permiten al defensor de la ciudadela un amplio margen de giro y maniobra en sus disparos de flechas con arco y ballesta desde el interior , al tiempo que quedan muy protegidos por la estrechez exterior de las aberturas. Algunas saeteras suelen presentar orificios centrales, inferiores, o incluso forma de cruz, especialmente para mejor manipulación de las ballestas.




















Carcasona. Ciudadela. Puerta de Narbona. Detalle de torreones. (Foto de Jesús Díaz). En el cuerpo de unión de las dos torres gemelas se abre en su parte inferior un arco apuntado gótico con columnillas laterales y  ojiva trilobulada en su intradós, que cobija una virgen de piedra que se yergue sobre un pedestal poligonal. Se aprecia con nitidez los salientes angulares verticales de ambas torres. Muchas de las piedras muestran almohadillado.



Carcasona. Ciudadela. Palestra entre recintos defensivos. ( Foto de Jesús Díaz). Bellísima perspectiva de la zona entre murallas.  Macizos torreones con tejados cónicos de pizarra se disponen a lo largo de los lienzos de piedra. La existencia de dos líneas de muralla a distintas alturas permitía una defensa simultánea desde dos adarves defensivos.


Carcasona. Entrada al castillo de los Trencavel. (Foto de Jesús Díaz). El castillo se sitúa en la parte occidental de la ciudadela. A principios del siglo XII el vizconde  Bernad Aton Trencavel comenzó la construcción de una nueva residencia-castillo con el objetivo de reemplazar el antiguo  que la tradición sitúa en el emplazamiento de las torres narbonenses. Una torre barbacana semicircular constituía el primer obstáculo al enemigo que había logrado penetrar en el recinto de la ciudadela. Un puente la comunicaba con las puertas de acceso al castillo que disponían de doble rastrillo de cierre.


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Torreón románico y patio interior. (Foto de Jesús Díaz). El primer castillo de los vizcondes de Trencavel, a principios del siglo XII, se apoyaba en la muralla romana. Después se edificó una capilla y se construyó el ala perpendicular. Vemos en la imagen la potente torre del homenaje. En la parte intermedia se aprecia una ventana geminada con columnilla parteluz y sobre ella apenas se atisba la impronta del almenado que fue recrecido para sobreelevar la atalaya. Líneas horizontales de agujeros servía para evacuación de aguas de la zona almenada. Otros agujeros cuadrangulares de menor tamaño, dispuestos de forma regular en los muros corresponden probablemente a los mechinales o huecos de andamiaje. En el interior de la torre del homenaje, hoy adaptado como recinto museístico, al igual que otras partes del castillo, se conservan pinturas murales en las que se representan combates entre caballeros francos y sarracenos, aludiendo a las cruzadas llevadas a cabo en Tierra Santa, en las que partiparon los vizcondes de Trencavel.


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Pastio interior. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en la imagen muros de composición y aparejo diverso, piedra, ladrillo, sillar sillarejo. Vemos dos ventanas apuntadas de época gótica, muros estructuradas con maderos y ladrillo, ménsulas pétreas diversas de apoyo, etc.



Ciudadela de Carcasona. Castillo. Dama "Carcas" original. (Foto de Jesús Díaz). Una copia de esta escultura original, deteriorada en sus relieves, se halla en el exterior de la puerta de Narbona. Representa a la Dama Carcas que según hemos comentado anteriormente se relaciona con la leyenda del cerdito atiborrado de trigo y lanzado por los sarracenos por encima de las murallas  para engañar al enemigo franco que sitiaba la ciudad. La escultura original se conserva como vemos en el interior del castillo en una hornacina pétrea; a sus pies una pequeña urna conserva dos cerditos modernos aludiendo a la curiosa leyenda.
Ciudadela de Carcasona. Castillo. Patio interior sur. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen el Patio del Mediodía, situado en la parte meridional del castillo. Se observa en el suelo y los muros los vestigios de la que fue gran sala de aparato de los senescales del rey de Francia añadida en los siglos XIII ó XIV.



Ciudadela de Carcasona. Castillo. Patio interior sur. (Foto de Jesús Díaz). Vemos otra imagen del Patio del Mediodía, con sus vanos, ménsulas, muros de diferente aparejo ( apreciamos a la derecha un recrecimiento del edificio con aparejo de mayor tamaño y calidad). Al fondo apreciamos tejados de pizarra de considerable inclinación.




Ciudadela de Carcasona. Castillo. Patio interior sur. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos nuevamente el Patio del Mediodía, de planta rectangular, que muestra en su parte superior, bajo el tejado, una galería contínua  sostenida por pilares de madera. Obsérvense los diversos vanos, puertas, ventanas, en forma de arco rebajado, y las líneas de ménsulas de apoyo.


Ciudadela de Carcasona. Torres y murallas vistas desde el castillo. (Foto de Jesús Díaz). Desde el propio castillo observamos la doble muralla con sus torrecillas de tejados cónicos de pizarra, sus almenados, su discurrir irregular adaptándose a la topografía de la meseta en la que se asienta la ciudadela, apreciamos edificios del interior y al fondo recorta su perfil sobre el cielo la basílica de san Nazario y San Celso.




Ciudadela de Carcasona. Torres y murallas vistas desde el castillo. Al fondo la basílica de San Nazario y San Celso. (Foto de Jesús Díaz).


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Paso de ronda. elevado. (Foto de Jesús Díaz). El adarve o paseo de ronda de la zona del castillo, que permitía el paso y el posicionamiento y acción de los defensores del castillo, se protege de las inclemencias del tiempo mediante potentes estructuras de madera abiertas hacia el interior.


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Panel informativo sobre los cadalsos. (Foto de Jesús Díaz). Entre los diversos sistemas defensivos medievales los cadalsos tuvieron gran importancia. Consistía en galerías en voladizo, inicialmente de madera que permitían la acción militar de los defensores de las fortalezas. Incluso el suelo solía perforarse para permitir una acción vertical sobre posibles enemigos a los pies de las murallas, de los torreones, etc. Solían cubrirse con pieles de animales húmedas para evitar incendios y podían ser provisionales, los propios mechinales de los muros servían para introducir los maderos de soporte de los cadalsos. Posteriormente fueron construyéndose en piedra, denominándose matacanes.



Ciudadela de Carcasona. Castillo. Torre con cadalso. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en esta imagen un paso de ronda o adarve en forma de galería,  con algunas torres, una de las cuales, la más próxima, dispone de un hermosos cadalso de madera en su parte superior bajo el tejado piramidal de pizarra. Dos líneas horizontales de agujeros cuadrangulares permitían la colocación de maderos de soporte del cuerpo de la pequeña galería de madera en voladizo. Tanto en los cierres verticales como en el suelo del cadalso se practicaban perforaciones para la acción militar de defensa. Obsérvese la bellísima ventana geminada que luce bajo el cadalso; un hermosa columna pétrea divide el vano en dos huecos gemelos. La torre adyacente muestra en su parte superior grandes vanos rectangulares regulares, cual muralla de almenas y merlones, y exhibe bajo ellos dos líneas horizontales de agujeros cuadrangulares que servían de soporte a los maderos sobre los que se disponía el cadalso de madera similar al ya descrito. Desde los grandes vanos se accedía desde el adarve al espacio del cadalso en voladizo para las acciones de defensa.


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Torre con base romana. (Foto de Jesús Díaz). Aun se conservan en la muralla interior, torres, muy restauradas, de origen bajoimperial romano, del siglo IV, correspondientes a la muralla levantada en dicho siglo frente a las invasiones bárbaras. Carcasona se hallaba en la vía que unía Narbona y Toulouse y prosperó gracias a esa ubicación. Se caracterizan estas torres por su forma en U, mostrando su parte curvilínea hacia el exterior, y por combinar aparejo de piedra y ladrillo. Durante el asedio de la ciudad en 1209, en la cruzada papal para aplastar el catarismo, la ciudadela disponía únicamente de la muralla interior. Posteriormente se construiría de forma concéntrica la muralla exterior. Vemos en la foto la muralla con sus almenas y merlones, y la torre que se alza grácil y espigada cubierta con un tejadillo bajo el cual se abren diversos vanos de medio punto. Al fondo la ciudad baja, la bastida de San Luis.



Ciudadela de Carcasona. Castillo. Panel informativo sobre la torre barbacana del río Aude. (Foto de Jesús Díaz). En la parte oeste del castillo, la muralla se prolongaba con una torre barbacana, esto es una torre separada de la fortaleza y comunicada con ella mediante un pasadizo amurallado y acodado que en parte se conserva hoy. La torre barbacana, hoy desaparecida, se ubicaba en el lugar que en 1859 Violet Le Duc construyó la iglesia de San Gimer. Esta torre barbacana protegía el acceso al río Aude.


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Vista de la iglesia de San Gimer y de la bastida de San Luis. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en esta imagen desde el castillo el paso amurallado que comunicaba con la torre barbacana del Aude, torre que se hallaba exactamente en el espacio hoy ocupado por la iglesia de San Gimer construida por Violet LeDuc en el siglo XIX, en 1859.
Ciudadela de Carcasona. Castillo. Vista de la iglesia de San Gimer y de la bastida de San Luis. (Foto de Jesús Díaz). Vemos con claridad el paso de comunicación entre la muralla doble y la torre barbacana, hoy desaparecida. Apreciamos también  el quiebro o recodo que el pasadizo amurallado hacía antes de llegar a la torre barbacana. Al fondo discurre el río Aude y se extiende la ciudad baja de Carcasona


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Museo con alabastros góticos. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen, protegidos por una cristalera transparente, varias placas de alabastro con la representación de escenas de la Pasión de Cristo. En primer término observamos la escena de Cristo atado a la columna y flagelado. La segunda placa muestra la escena de la Crucifixión con Cristo clavado en la cruz en la parte central, la Virgen María, San Juan Evangelista y una de las Santas Mujeres a la izquierda de la cruz, según observa el espectador, y dos personajes con elegantes indumentarias medievales. A continuación vemos la escena de Cristo resucitado bajando al Limbo o descendiendo a los infiernos para liberar a los recluidos indebidamente, véase la representación del limbo o del infierno como una ciudad medieval amurallada con un demonio custodio situado en el adarve. Por último vemos la placa, en posición cronológica inadecuada,  en la que se representa la resurrección de Cristo




Ciudadela de Carcasona. Castillo. Museo. Escultura gótica de la Virgen con el Niño. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto una bellísima talla pétrea gótica con la representación de una Virgen sonriente que mira al Niño con dulzura, como es característico en esta época medieval, frente a las vírgenes más rígidas y hieráticas del  románico. Su perfil es sinuoso, sigmoidal, de una belleza sorprendente. La cabeza del Niño, que lleva en su mano derecha un pajarillo agarrado por su ala,  no parece la original, su color es más oscuro, y probablemente en origen miraba con cariño a su Madre, creándose una relación materno-filial entre ambos personajes.




Ciudadela de Carcasona. Castillo. Museo. Crucero gótico y placas escultóricas. (Foto de Jesús Díaz). También en la torre del homenaje románica del castillo, adaptada como museo, se exhibe un bello crucero de piedra. En su parte superior se aprecia un Calvario, bajo él en una galería gótica de arquitos conopiales vemos a los apóstoles. Flanquean al crucero, como elementos exentos, una gran placa con Cristo coronado de espinas camino del Calvario junto a otro personaje mutilado, y otra gran placa con los relieves de varios militares de la época y un personaje vestido con cogulla. Una bella joven observa con atención y admiración el conjunto escultórico. Al fondo y en la parte superior de la estancia vemos un friso con pinturas murales en las que se representa una lucha de caballeros francos y sarracenos con ocasión de las cruzadas del siglo XII en Tierra Santa , en las que participaron los Trencavel, señores del castillo y de la ciudadela de Carcasona.


Ciudadela de Carcasona. Castillo. Museo. Crucero gótico con  Calvario y apostolado, y placas anexas escultóricas. (Foto de Jesús Díaz). Vemos el grupo escultórico anterior desde otro punto de vista. El fuste del crucero es poligonal y descansa en un pedestal. Agunos de los personajes militares exhiben grandes espadas bien talladas, trajes militares, cascos, rodilleras metálicas articuladas; el personaje que encabeza el grupo parece un eclesiástico vistiendo cogulla, aunque por su bolsa  colgante y su rostro malvado podría ser Judas traicionando a Cristo por treinta miserables monedas de oro. Al fondo volvemos a ver el friso con pinturas murales de caballeros cristianos y musulmanes luchando.




Ciudadela de Carcasona. Castillo. Frescos con combate de caballeros cristianos contra sarracenos. (Foto de Jesús Díaz). Vemos un detalle de las pinturas murales que decoran la torre del Homenaje. Son escenas dinámicas, en las que predominan colores cálidos, rojizos y amarillentos en caballos y personajes, y azules y verdes en los fondos. A su vez dos estrechas bandas  horizontales flanquean por la parte superior e inferior al friso horizontal principal. En dichas bandas lucen animales, frutos, etc. Por el formato y la disposición de las pinturas en tres frisos superpuestos recuerdan al famoso tapiz de Bayeux.




Ciudadela de Carcasona. Castillo. Museo. Pila románica y capiteles. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen una excelente pila con una gran taza circular decorada exteriormente con un friso relivario de roleos vegetales de bello trazado y cabezas zoomorfas y antropomorfas. Al fondo de la estancia observamos en los muros diversos capiteles de piedra.


Ciudadela de Carcasona. Interior con murallas y torres. (Foto de Jesús Díaz). La zona fotografiada corresponde a la zona de la puerta de San Nazario , en las proximidades de la basílica homónima.


Ciudadela de Carcasona. Puerta de San Nazario. (Foto de Jesús Díaz). En las proximidades de la basílica de San Nazario y con la misión de defenderla se levanta, en la zona sur de la ciudadela, la torre homónima que  en su parte inferior  se abre con la puerta de igual nombre. Es una de las dos torres cuadrangulares del recinto y dispone de un complejo sistema defensivo con recodo de acceso de 90 grados.


 Ciudadela de Carcasona. Murallas y torreones. (Foto de Jesús Díaz). Atravesada desde el interior la puerta de San Nazario accedemos a la línea de muralla exterior con sus almenas y merlones, sus ventanas saeteras, sus macizos muros pétreos.
 


Ciudadela de Carcasona. Murallas y torreones. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos con claridad en esta imagen la distinta altura a la que se hallan las dos murallas, lo cual permitía una defensa simultánea desde dos líneas militares. Las disminutas perforaciones cuadrangulares en la base de las almenas facilitaba el desagüe de los adarves de las murallas.




Ciudadela de Carcasona. Puerta de San Nazario. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en esta foto la planta baja de la torre de San Nazario, cubierta con bóveda de crucería, que protegía la basílica, antes catedral, homónima. Disponía de sistemas diversos de defensa y cierre con rastrillos metálicos verticales; vemos con nitidez las ranuras por las que discurrían estas verjas defensivas




Ciudadela de Carcasona. Murallas. Torre y puerta de San Nazario. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen las ranuras por las que discurrían las puertas-rastrillo de defensa de la ciudad.




Ciudadela de Carcasona. Murallas, liza y castillo de los Trencavel al fondo. (Foto de Jesús Díaz). Esta imagen está tomada en las proximidades de la puerta del Aude, en el oeste de la ciudadela, en el entorno  del castillo. Es una de las cuatro grandes puertas de acceso al recinto amurallado. Llaman la atención las potentes construcciones pétreas que protegían la ciudadela, las murallas, el castillo, las torres coronadas por almenas y merlones o culminadas en vistosos tejados de pizarra cónicos, etc. Un recinto medieval  espléndido para perderse y demorarse tranquilamente por sus diversos rincones gozando de sus bellezas.




Ciudadela de Carcasona. Castillo. Murallas y torreones. (Foto de Jesús Díaz). Hermosa  perspectiva "di sotto in su" de torres y murallas en la zona de la puerta del Aude. Perfiles y volumetrías se conjugan para generar una visualidad muy atractiva.



Ciudadela de Carcasona. Edificio con ventanas geminadas y torreón circular. (Foto de Jesús Díaz). En las proximidades de la puerta del Aude podemos apreciar esta bonita vista de un torreón circular y un lienzo pétreo  rasgado por tres ventanas geminadas con bellas columnillas parteluz.




Ciudadela de Carcasona. Edificio con ventanas geminadas y matacán sobre una puerta con cabecera de medio punto. (Foto de Jesús Díaz). El contraste de la claridad de la piedra mural y la penumbra de los vanos añade atractivo estético  a la imagen.



Ciudadela de Carcasona. Proximidades de la puerta del Aude. (Foto de Jesús Díaz). La vista  de la ciudadela desde la puerta del Aude, en las proximidades del río, es impresionante por su formidable y maciza arquitectura pétrea, por sus torres y murallas almenadas, por los tejadillos apuntados de pizarra, y por el perfil irregular de las diversas construcciones recortándose sobre el cielo azul.

B) BASÍLICA DE SAN NAZARIO Y DE SAN CELSO.


La iglesia de San Nazario se menciona ya documentalmente en el año 925. Las partes más antiguas proceden de época carolingia y del siglo XI. En el 1096, el papa Urbano II, a instancias de los Trencavel, bendice los materiales destinados a la nueva catedral que se levantará con las advocaciones de San Nazario y San Celso. El edificio se termina en la primera mitad del siglo XII, subsistiendo en la actualidad de esa época las naves con seis tramos. La portada románica fue rehecha en el siglo XIX en las intervenciones de Violet Le Duc. Entre 1269 y 1330 la iglesia se agranda en estilo gótico, se construye un transepto, un coro-ábside y se incorporan varias esculturas y vidrieras. En 1801 la iglesia pierde su categoría de catedral  adquiriéndola la iglesia de San Miguel situada en la ciudad baja, en la bastida de San Luis. En 1898 el papa León XIII le otorga el título de basílica. Con ocasión de las intervenciones en la ciudadela del arquitecto Violet Le Duc, la iglesia fue bastante restaurada.


Ciudadela de Carcasona. Vista de la basílica de San Nazario y San Celso desde el castillo. (Foto de Jesús Díaz). Bella imagen de la basílica desde el lado norte. Apreciamos al fondo a la derecha las torres de la puerta de San Nazario que protegía la iglesia. Vemos las naves,única parte románica conservada con el exterior y la portada norte muy restaurada, vemos a la izquierda la potente cabecera gótica, con sus vidrieras y sus macizos estribos, con la torrecilla poligonal norte y la torrecilla apuntada en el transepto sur.



Archivo:Plan.cathedrale.Carcassonne.png
Ciudadela de Carcasonne. Basílica de San Nazario y de San Celso. Planta según Violet Le Duc. Imagen de http://www.territorioscuola.com/wikipedia/es.wikipedia.php?title=Archivo:Plan.cathedrale.Carcassonne.png.
Como vemos en la imagen se trata de un templo de tres naves románicas de seis tramos cubiertos con bóveda de cañón apuntada soportada por arcos fajones o perpiaños que descansan alternativamente en columnas y pilares cuadrangulares. A esta parte románica se une un transepto y una cabecera góticos. La nave transepto tiene tres tramos en cada brazo y al igual que el crucero se cubre con bóveda de crucería. En cada brazo se abren al este tres capillas.



Ciudadela de Carcasona. Basílica de san Nazario y de San Celso. Vista desde el sureste. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto el atractivo juego de volúmenes arquitectónicos de la basílica. A una iglesia románica modesta del Midi se añadió un potente transepto y cabecera góticos del Norte tras el dominio del rey de Francia de las tierras del sur.  Ambas partes fueron unidas por el arquitecto nórdico de forma sabia.Vemos a la derecha el ábside poligonal con sus muros rasgados por ventanas góticas apuntadas con vidrieras, en el centro el transepto sur con un gran rosetón y un torreoncillo poligonal que culmina en una aguja gótica y a la izquierda apreciamos la zona de las naves románicas. También vemos algunas gárgolas coronando los potentes contrafuertes. El perfil del edificio re recorta en el cielo azul carcasonense.














Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vista desde el sur. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos  en esta foto con nitidez el transepto sur que se eleva por encima de naves y capillas, mostrando el gran rosetón protegido por un arco ojival, mostrando dos ventanales estrechos y apuntados con vidrieras entre fuertes estribos y mostrando el torreoncillo poligonal lateral con ventanales trilobulados y bella aguja con cardinas que flanquea al conjunto por el lado occidental. Un alero con ménsulas figuradas y un antepecho con calados de cuatrifolios coronan el transepto. Varias gárgolas horizontales salen del torreoncillo lateral y del propio transepto.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vista desde el este. (Foto de Jesús Díaz). En esta imagen apreciamos el transepto sur por su lado oriental, con tres grandes ventanales ojivales entre estribos; apreciamos  también el ábside poligonal rasgado igualmente con ventanales con vidrieras similares a los del transepto que dan unidad a todo el cuerpo oriental de la basílica; unidad conseguida igualmente con el antepecho superior de coronamiento, que en el ábside muestra trifolios en lugar de cuatrifolios, y con el alero sostenido mediante canecillos figurados.






Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vista desde el este. (Foto de Jesús Díaz). Nuevamente apreciamos el ábside y el transepto desde el noroeste con sus ventanales apuntados velados con vidrieras y sus potentes contrafuertes culminados en gárgolas y tejadillos triangulares con cardinas.



Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vista desde el norte. (Foto de Jesús Díaz).Vemos en esta foto el transepto norte con su portada apuntada coronada con un gablete calado con cuadrifolios. Apreciamos también la torre poligonal que muestra un zócalo con saetera, dos cuerpos con arcos ciegos apuntados trilobulados y un cuerpo de coronamiento abierto con ventanales ojivales trilobulados. A la derecha de la imagen observamos la portada románica rehecha en el siglo XIX.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Portada románica norte. (Foto de Jesús Díaz). La portada neo-románica que vemos en la imagen adosada, mediante un cuerpo saliente, al muro norte de la nave fue rehecha en las intervenciones de Violet Le Duc del siglo XIX. Sólo los dos capiteles más próximos a la puerta son auténticos. El conjunto se rehízo en base a  las piezas deterioradas conservadas en el museo lapidario. Es una portada de medio punto con cinco arquivoltas aboceladas lisas sobre columnillas con capiteles y basas que apoyan en un alto zócalo; tímpano ciego y puerta adintelada con pilarcillo parteluz. Protege la portada un breve tejadillo que apea sobre canecillos figurados. Los capiteles son en su mayoría vegetales con alguna figuración y el guardalluvias se decora con dos arquitos que muestran ornamentación de aspas el exterior y roleos el exterior.





Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Portada románica norte. Columnas y capiteles de la jamba derecha. (Foto de Jesús Díaz). Como vemos en la imagen los tres capiteles interiores muestran ornamentación de hojas de acanto, el cuarto exhibe cabezas humanas y el quinto y exterior dos leones afrontados con cabeza común única. Los ábacos se decoran con palmetas.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Columnas y capiteles de la jamba izquierda. (Foto de Jesús Díaz). Los capiteles que observamos en la foto son también vegetales con variantes de hojas de acanto, salvo el central que luce animales rampantes en simetría, los dos centrales disponen de cabeza común bajo el caulículo avolutado del capitel. También los ábacos se decoran con con palmetas.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vista interior del ábside y del presbiterio. (Foto de Jesús Díaz). El antiguo edificio románico, del que solo se conservan las naves, debía incorporar un ábside de tres capillas y un crucero en una disposición común en  el Bajo Languedoc. Bóvedas de cañón con arcos perpiaños doblados cubrían los seis tramos de sus naves. Alternan columnas  y pilares cuadrados como sistema de soporte. Desde que el norte venció al sur en el siglo XIII, desde que el rey de Francia lo fue también de Carcasonne y de todo el Midi, la iglesia incorporó en sus muros el cambio político que podemos apreciar hoy en día , salvo las modificaciones y restauraciones realizadas por Violet Le Duc en el siglo XIX. Al disponer de pocos recursos tras la caída del Midi se optó en el siglo XIII por mantener las modestas naves románicas e incorporar un transepto y una cabecera góticas de soberbia factura, con cubrición de bóvedas de crucería. La unión armoniosa de ambas partes arquitectónicas es obra del arquitecto del norte contratado para las obras. La relativa oscuridad y aspecto macizo de la parte románica se compensa con la esbeltez y claridad de la parte gótica; numerosos vitrales desmaterializan el muro y  rasgan el ábside, el transepto y las capillas mostrando bellas y coloridas iconografías religiosas. Las hermosas y esbeltas columnas del coro con sus veintidós estatuas pétreas representando al apostolado, a Cristo y la Virgen y a numerosos santos,  combinan a la perfección con los gruesos soportes de la nave central.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vitrales del ábside. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto las hermosas vidrieras que cubren los vanos del ábside poligonal de la basílica. La vidriera central, de pequeñas figuras,  es del siglo XIV y se representa en 16 medallones la vida de Jesús,  Anunciación, Visitación, Nacimiento, Epifanía, Presentación en el Templo, escenas de la Crucifixión, Descendimiento y Entierro de Cristo entre otras. La vidriera izquierda, según mira el espectador, muestra grandes figuras y es del siglo XVI. Se representa, en la parte inferior de la vidriera,  a la madre de San Celso presentando a su hijo a San Nazario, y en la parte superior a  San Hilario y San Gimer. La vidriera de la derecha es también de grandes imágenes y corresponde al siglo XVI, representándose la Presentación de la Virgen en el Templo y la Natividad de la Virgen. En las vidrieras más exteriores se representa, a la izquierda, escenas de la vida de San Pedro y de San Pablo, son vitrales con figuraqs pequeñas del siglo XIV; a la derecha se representan escenas de la vida de San Nazario y de San Celso, siendo también del siglo XIV y de figuras pequeñas.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Vitrales centrales del ábside. (Foto de Jesús Díaz). Como hemos indicado en la imagen anterior, la vidriera central recoge 16 medallones con escenas de la vida de Jesús desde La Anunciación hasta el Entierro de Cristo. A la izquierda se representa a la madre de San Celso presentando a su hijo a San Nazario, y en la parte superior vemos a San Hilario y a San Gimer. En la vidriera de la derecha se representa la Natividad de la Virgen y la  Presentación de la Virgen en el Templo. Se diferencian claramente las vidrieras  más antiguas del siglo XIV con figuras más pequeñas y colores azulados y más opacos, de las vidrieras renacentistas del siglo XVI con figuras mas grandes y colores más nítidos transparentes y claros.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Transepto. (Foto de Jesús Díaz).Vemos en esta imagen  el transepto norte con su gran rosetón y  parte del coro con estatuas adosadas a sus esbeltas columnillas. Los muros, ya no de soporte sino de cierre, se desmaterializan sustituyéndose los macizos sillares por numerosas vidrieras características del gótico norte.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Capilla de Nuestra Señora. Vitral con el Árbol de Jessé. (Foto de Jesús Díaz). En el transepto se abren, en su lado oriental,  tres capillas en cada brazo. La capilla norte más proxima al ábside está dedicada a Nuestra Señora, es del siglo XIII y dispone de una vidriera espléndida que contemplamos en la imagen. En su ojiva se representan escenas del Juicio Final, bajo los dieciséis arcos trilobulados laterales se representan profetas del Antiguo Testamento con cartelas y en los ocho tondos vegetales del registro vertical central se representa el Árbol de Jessé, con este personaje tumbado en la escena inferior, cual raiz del árbol genealógico que culmina en Jesús. Predominan los colores azulados opacos, densos,  y las figuras pequeñas. El contraste de la bella policromía de las vidrieras con la penumbra del entorno es espléndida.
Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Capìlla de la Santa Cruz. Vidriera con el árbol de la Vida. (Foto de Jesús Díaz). La capilla más próxima al ábside abierta en el brazo sur del transepto es del siglo XIII y está dedicada a la Santa Cruz. Sobre el altar hay una estatua de la Santa Trinidad del siglo XIV.Luce en este espacio una maravillosa vidriera en la que se representa el árbol de la vida del franciscano  San Buenaventura (1221-1274) en imágenes. En la parte inferior de la misma vemos la escena del Pecado Original en la que nuestro primeros padres, Adán y Eva, desnudos, están comiendo la manzana, el fruto prohibido que la serpiente, con cabeza femenina, enroscada en el tronco les ha ofrecido traicionera, tal cual se narra en el Génesis. Flanquean a esta escena el Arca de Noé a la izquierda y el Arca de la Alianza a la derecha, añadidos en la restauración de 1853.

Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Capilla de la Santa Cruz.Vidriera. Detalle del Pecado Original de Adán y Eva. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen a los "Primeros Padres" desnudos comiendo la manzana prohibida. Ambos flanquean el árbol del conocimiento del Bien y del Mal en el que está enroscado el demonio en forma de serpiente con cabeza de mujer. Una leyenda en tres líneas superpuestas se aprecia en la parte inferior de la vidriera.
 
Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Capilla de la Santa Cruz.Vidriera. Detalle del Arca de Noé. (Foto de Jesús Díaz). Vemos cómo el artista vidriero ha representado el arca de Noé como una casa de planta rectangular con cubrición a dos aguas mediante tejas imbricadas en escama, puerta adintelada en la fachada principal y cardinas en el perfil de su hastial, en cuyo interior luce un vano cuadrifoliado. La casa descansa en el interior de un barco de madera con un arrogante mascarón de proa zoomorfo. El oleaje ondulado de color verde acaricia la quilla del barco. Los colores de los vidrios son intensos, rojos verdes, amarillos, azules, etc. Las cabezas de los clavos de color negro intenso se aprecian en las estructuras de madera del conjunto, quilla y laterales del edificio longitudinal.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Capilla de la Santa Cruz. Vidriera. Detalle del Arca de la Alianza. (Foto de Jesús Díaz). El artista ha representado el Arca sobre un altar soportado por cortas columnas románicas, con basa, breve fuste verde y capitel. El Arca de intenso color dorado tiene la forma de un edificio de planta rectangular con cubrición a dos aguas. En la vertiente del tejado que observamos se han representado en tres tondos tres flores de lis que parecen hacer referencia a la monarquía francesa que ha tomado posesión del Midi. El lateral visible muestra una galería ciega de arquillos de medio punto.  El Arca dispone de dos andas paralelas para su desplazamiento. Dos hojas de acanto simétricas a modo de mascarones de proa y popa de un barco lucen su color blanco intenso al igual que los lienzos que ocultan la parte inferior del ara-soporte del Arca de la Alianza.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Detalle de vidriera. (Foto de Jesús Díaz).





Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Rosetón norte de finales del siglo XIII. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la foto un hermoso rosetón radial con cuadrifolio central y vidrios en los que predominan los colores azulados y violáceos como era característico en la época. Se representa en el centro a un rey entronizado; porta corona dorada y cetro que culmina en flor de lis, seguramente haciendo referencia a la realeza francesa. Varios ángeles turiferarios rodean al rey.




Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Rosetón del transepto norte de finales del siglo XIII. Detalle. (Foto de Jesús Díaz). Se aprecia con mayor nitidez que en la imagen anterior al rey entronizado, frontal, hierático, con su corona, su cetro con flor de lis y los ángeles alados turiferarios.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Rosetón sur del siglo XIV . (Foto de Jesús Díaz). Este rosetón radial contiene las armas del obispo Pierre de Rochefort (1300-1321). Los colores son más claros que los del rosetón norte. En el cuadrifolio central se representa a Cristo rey sedente en un trono, luciendo nimbo crucífero, bendiciendo con su mano derecha y llevando el libro en su mano izquierda. Se representa también el tetramorfos, esto es los cuatro símbolos de los evangelistas  canónicos, los padres de la iglesia,  San Pedro a la izquierda en la parte inferior, con su atributo de las llaves, San Pablo a la derecha con su atributo de la espada con la que fue decapitado.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Rosetón sur del siglo XIV. (Foto de Jesús Díaz). Se ve con mayor detalle la representación del Cristo sedente, frontal, hierático, bendiciendo.

Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Grupo escultórico de La Piedad. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en esta imagen una Piedad policromada de finales del siglo XV o de principios del siglo XVI dentro de un nicho ojival  funerario en cuyas enjutas se aprecian trifolios ciegos. Se conserva en la parte inferior del arcosolio escudos y restos de color rojo. La Virgen María preserva en su indumentaria restos de color azul y dorado.

Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Monumento funerario en alabastro del siglo XV. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen un monumento funerario de obispo yacente junto al arcosolio anterior. Probablemente se trata del obispo G. Du Puy, que gobernó la cátedra de 1415 a 1420. El obispo viste suntuoso ropaje pontifical, porta mitra y báculo y descansa su cabeza sobre almohadón. Sobre su cabeza luce un bello doselete gótico decorado con gabletes y cardinas.


Ciudadela de Carcasona. Basílica de San Nazario y San Celso. Placa relivaria con la representación de la toma de una ciudad amurallada. (Foto de Jesús Díaz). Se halla en el muro oeste del transepto sur.  Probablemente se trate de una referencia al asedio de Carcasona en el siglo XIII. Se aprecia en la imagen un castillo torreado amurallado con una galería de arcos de medio punto; quizás se representa un río en alusión al Aude que pasa por Carcasona. Se observan también numerosos personajes luchando, en representación "horror vacui". Violet Le Duc y sus sucesores pusieron en tela de juicio la autenticidad de este resto arqueológico.

C) ARQUITECTURA  CIVIL DENTRO DE LA CIUDADELA.



Ciudadela de Carcasona. Edificios civiles junto a la Basílica de San Nazario y San Celso. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen un bello edificio en recodo, de dos plantas y cubrición con teja, en el que predomina la horizontalidad. Apreciamos en él numerosos vanos, unos apuntados y otros escarzanos, muy rebajados, y se observan numerosas plantas-hiedra que acarician por doquier sus muros pétreos.



Ciudadela de Carcasona. Edificio de piedra en el entorno de la basílica de los santos Nazario y Celso. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto otro edificio peculiar; sobre su planta baja cuadrangular se alza otra de mayor superficie cuyas vigas de pavimento sobresalen, en voladizo, al exterior, sostenidas por repisas de piedra a modo de grandes ménsulas. Esta composición arquitectónica facilita el paso de los transeuntes por las calles laterales al disponer de mayor espacio.  La fachada principal muestra en la planta calle una gran portada de medio punto con dos farolas en las enjutas y un rótulo que reza "Chez Saskia" en la dovela clave y la planta superior muestra un hastial curvilíneo y se abre con dos ventanas adinteladas. El muro lateral superior se estructura mediante maderos en posición vertical, horizontal y oblícuo rellenándose los huecos con mampostería.



















Ciudadela de Carcasona. Detalle de casa tradicional. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen la casa restaurante "Maison du Sire de Trencavel" (Casa del Señor de Trencavel). Al igual que en la casa anterior el piso superior sale en voladizo sobre ménsulas de modillones pétreas y sobre las propias vigas de madera del piso, lo cual amplía la anchura de la calle. El muro se abre con ventanas adinteladas cerradas con vidrieras y los muros se decoran con maderos verticales y horizontales ornamentados con grandes flores de lis y bustos o cabezas de madera  a modo de máscaras.

 2) BASTIDA DE SAN LUIS.

 Tras la toma de Carcasona el 15 de agosto de 1509 con ocasión de la cruzada contra el catarismo lanzada por el papa Inocencio III  la ciudadela y las tierras de los vizcondes de Trencavel pasan a poder del jefe de la cruzada Simón de Monfort. Posteriormente en 1226 serán cedidas al rey de Francia que se apodera del Midi francés. Un nuevo burgo nace a mediados del siglo XIII bajo el reinado  Luis IX de Francia ( San Luis). Adopta el nombre de bastida de San Luis y se extiende en la orilla izquierda del río Aude en la parte baja de la ciudad. Las bastidas  se caracterizan por su plano urbanístico regular en cuadrícula, su disposición en torno a una plaza central, la plaza Carnot en Carcasona, y su protección amurallada. La bastida de Carcasona disponía de fosos y murallas  que fueron levantadas entre 1355 y 1359 tras ser incendiada la bastida por el príncipe Negro en 1355. Incluyó posteriormente fortificaciones y torres cilíndricas. Luis IX hizo construir desde 1247 a los habitantes de la bastida dos iglesias con las advocaciones de San Miguel, la actual catedral, y San Vicente, en ambos extremos del recinto.


A) CATEDRAL DE SAN MIGUEL.



Carcasona. Bastida de San Luis.  Catedral de San Miguel. Vista desde el oeste. (Foto de Jesús Díaz). El templo consta de una sola y amplia nave cubierta con bóveda de crucería, un ábside de siete paños con dos absidiolos, capillas laterales y óculos-rosetones superiores de iluminación, una torre poligonal octogonal que asienta en la parte norte de la fachada oeste, abierta en su último tramo por bellos ventanales góticos, y un gran rosetón de ocho metros de diámetro en esta fachada, como es característco en el gótico languedociano. Tras el incendio del Príncipe Negro en 1355 se construyó una muralla que apoyó en el muro sur de la iglesia. Tras la pérdida de la dignidad de catedral de la iglesia de San Nazario y San Celso de la ciudadela, en 1803 la iglesia de San Miguel, en la bastida, adquiere tal dignidad. En 1849 un violento incendio asoló la catedral. Fue sometida a restauraciones por Violet Le Duc  durante más de 20 años. Se conserva el altar mayor del siglo XVIII en mármoles polícromos con dos ángeles adoradores y un tetramorfos que sostiene el tabernáculo.




Carcasona. Bastida de San Luis. Catedral de San Miguel. Virgen gótica con Niño. (Foto de Jesús Díaz). La Virgen que observamos está policromada en tonos azules, verdes, rosas, adopta una posición sigmoidal y sostiene al Niño, que tiene un pájaro en sus manos y está desnudo salvo el perizonium, con su brazo izquierdo. Ambos, Madre, representada con corona como reina, y Niño, se miran cariñosamente en relación materno-filial.



Carcasona. Bastida de San Luis. Plaza junto a la Catedral de San Miguel. Escultura de Juana de Arco. (Foto de Jesús Díaz).

B) IGLESIA DE SAN VICENTE.



Carcasona. Bastida de San Luis. Iglesia de San Vicente. Torre gótica. (Foto de Jesús Díaz). Esta iglesia es otro bello ejemplo del gótico languedociano. Tiene una nave anacha ( 20 m. aproximadamente),  una imponente bóveda de crucería,  rosetones y vitrales del siglo XV, un campanario octogonal  sobre un potente cuerpo cuadrangular. Dispone de un rico y artístico mobiliario, destacando varios  cuadros y un atril del siglo XVII. De su atrio proceden cuatro esculturas, hoy degradadas y conservadas en el interior, que corresponden a San Vicente diácono, San Luis fundador de la ciudad baja, y dos apóstoles. En la maciza torre que vemos en la imagen destacan los bellos vanos góticos, dos de ellos muestran una bella tracería calada en la ojiva y columnilla parteluz.


Carcasona. Bastida de San Luis. Iglesia de San Vicente. Torre gótica. (Foto de Jesús Díaz). Destaca en esta imagen la robustez de la construcción, los potentes contrafuertes de la fachada sur, todo ello atemperado por la bellísima torre poligonal.



Carcasona. Bastida de San Luis. Iglesia de San Vicente. Fachada oeste. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen un hermoso rosetón que se abre en la parte superior del muro y una portada apuntada de tres arquivoltas que culmina en un bello gablete calado con cuadrifolios y flanqueado por pináculos . Un torreoncillo circular anillado se adosa en uno de los extremos de la fachada occidental.



Carcasona. Bastida de San Luis. Iglesia de San Vicente. Fachada oeste , detalle. (Foto de Jesús Díaz). Al igual que las imágenes anteriores de esta iglesia la vista  de la misma "di sotto in su", de abajo hacia arriba, otorga a la construcción  una grandiosidad espectacular.



Carcasona. Bastida de San Luis. Iglesia de San Vicente. Torre gótica y fachada sur. (Foto de Jesús Díaz). Observamos que en la fachada meridional la iglesia dispone de un vano de acceso gótico, apuntado y varios ventanales estrechos y ojivales.

 C) IGLESIA DE SAN GIMER.

Carcasona. Bastida de San Luis. Iglesia de San Gimer vista desde el castillo. (Foto de Jesús Díaz). En el lugar que ocupaba la torre barbacana, hoy inexistente,  próxima a la puerta del Aude de la ciudadela de Carcasaona, Violet Le Duc levantó la iglesia neogótica de San Gimer. Es una pequeña iglesia coqueta que se compone de tres naves, la central más ancha y alta que las laterales, un ábside poligonal rasgado en sus paños mediante ventanas ojivales largas y estrechas, dos sacristías adosadas a la cabecera, un pórtico occidental y una torre que se eleva en el suroeste, sobre el último tramo del cuerpo de naves. Al igual que en la restauración de la catedral de San Miguel, Violet Le Duc incluyó óculos de iluminación en la zona elevada de los muros norte y sur de la nave central, por encima de las laterales. El genial arquitecto combinó elementos del gótico norte y del gótico meridional; del primero proceden la distribución de la iglesia en tres naves desiguales y las columnas de soporte de las bóvedas de crucería; del segundo  derivan la reducida cantidad de huecos en sus muros compactos y los óculos de iluminación. Las naves se separan mediante pilares de sección cuadrada achaflanados. La nave central se cubre con tejado a dos aguas y las laterales mediante tejado a una vertiente. La torre se cubre con tejado a cuatro vertientes. En sus muros pétreos se abren vanos perforados y ciegos ojivales, destacando la galería de arcos del cuerpo superior compuesta por pares de ventanas geminadas en cada cara.

 D) ARQUITECTURA CIVIL EN LA BASTIDA.


Carcasona. Bastida de San Luis. Vista desde la ciudadela. (Foto de Jesús Díaz). La bastida despliega un urbanismo regular en planta de cuadrícula en torno a una plaza central, la plaza Carnot, en cuyo centro luce la fuente de Neptuno colocada en 1770. Habitualmente se celebra mercado en esta plaza y en el soberbio edificio del "Halle aux grains", mercado de cereales, de estructura del siglo XVIII.


















Carcasona. Bastida de San Luis. Edificio del grano. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen el "Hall aux grains", mercado de granos, construido en el siglo XVIII en estilo neoclásico. Se abren sus muros con grandes vanos de medio punto.



Carcasona. Bastida de San Luis. Edificio del grano. Al fondo la catedral de San Miguel. (Foto de Jesús Díaz).


















Carcasona. Bastida de San Luis. Edificio del grano. Al fondo catedral de San Miguel.(Foto de Jesús Díaz).

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